martes, 25 de diciembre de 2012

Entre la paciencia y la audacia


Lenin planteaba que en ciertos momentos las mejores tres cualidades que puede tener un revolucionario son "paciencia, paciencia y más paciencia". Mientras que en otras circunstancias las tres virtudes son "audacia, audacia y más audacia". ¿Paciencia y audacia para qué?
Paciencia y audacia ligadas dialécticamente a los tiempos de la lucha de clases, a los avances y retrocesos de la clase obrera, a los flujos y reflujos, al ataque y a la defensa. Paciencia y audacia, también, en la construcción de un partido revolucionario.
Paciencia para saber retroceder ordenadamente junto a la clase obrera. Para reagrupar fuerzas para resistir los embates -físicos y morales- de la reacción, y esperar el momento adecuado para retomar la ofensiva. Paciencia que para el partido no significa pasividad sino que es el momento para templar a los cuadros, el momento de sacar lecciones.
Audacia para no desaprovechar el próximo ascenso, reorganizando el partido a una nueva escala que no le permita quedarse aislado -sin oportunismos ni sectarismos- de las masas. Audacia para poner a la ofensiva las ideas revolucionarias. Audacia para vencer.

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